sábado, 1 de noviembre de 2014

El dolor de lo no dicho

Le miro fijamente sin saber que hacer. Todo se me revuelve por dentro, todo los sentimientos que antes estaban claros ahora son solo una gran maraña de recuerdos envenenados. Le miro y una parte de mí no le reconoce, la misma parte que desea salir corriendo y arrancarle de mi lado, sin anestesia, de cuajo. Pero hay otra parte, la absurda y masoquista que le sigue queriendo, que le desea con todas sus fuerzas y que solo la idea de que él desaparezca de mi lado le parece insostenible y desgarradora. Le miro y veo en el la tradición, veo la culpa en sus ojos, el arrepentimiento en forma de lágrimas. De mis ojos no han parado de brotar ni un solo segundo, pero al contrario que él, en mi caso es por la decepción y el dolor desgarrador de saber que yo no fui suficiente para él.
Nadie se mueve, nadie dice nada pero ambos sabemos que el otro lo sabe todo. El sonido de las agujas del reloj me devuelve a la realidad, el tiempo corre aunque a mi me parezca que el mundo se haya detenido. No, mi vida es la que se ha detenido, se ha cortado, se ha resquebrajado de forma tan abrupta que me resulta casi imposible salir de esa burbuja en la que estoy sumergida. Con el rabillo del ojo, veo como su mano se mueve lentamente, acortando las distancias entre nosotros, no hago nada, no me muevo. Está a apenas un centímetro de mi mejilla, puedo notar el calor de sus dedos por su cercanía, pero ya no es lo mismo, ahora la energía que antes me atraía a él me hace dar un paso atrás, me hace separarme de su contacto al igual que la mirada. No quiero verle, no quiero ver esos ojos que me han defraudado, no quiero saber nada sobre los sentimientos del hombre que me robó y pisoteó los míos.
Romper ese contacto me hace despertar, me hace reaccionar, de pronto recupero mis pensamientos, recompongo mi cabeza, ordeno mis ideas y noto como si un "clic" sonase en mi mente. Ahora lo veo todo más claro, deshacerme de su embrujo me hace recuperar mi autonomía y mi orgullo. Me alejo otro paso más de él y este sentimiento va en aumento. Me doy la vuelta y voy al que antes era nuestro dormitorio. Saco una maleta y comienzo a meter mis cosas en ella, todo lo que a mi paso encuentro va a parar a ella, excepto aquellas cosas que se que inevitablemente me recordarán a él. Sé que está detrás de mí, sé que observa cada uno de mis movimientos con lágrimas en los ojos, pero no me importa, es momento de pensar en mi misma, es momento de recuperar mi vida. Cierro la cremallera y con la maleta en una mano y mis sentimientos y mi orgullo en la otra atravieso primero la puerta del dormitorio y después el pasillo. Me paro frente a la puerta de la que hasta ahora era mi casa, la abro y sin girarme y con la certeza de que me escucha, digo:
- No me busques, no preguntes por mí, no quiero verte nunca más en mi vida y si yo te he importado alguna vez, harás lo que te pido- me quito el anillo que adornaba mi mano derecha y que ahora solo me hace daño, lo tiro a mis pies y antes de continuar mi camino, añado- Ahora ya podrás dárselo a la otra.
Y me marcho dejándole atrás, y con él a una gran parte de mi vida, pero no al sufrimiento, el cual con seguridad sé que me acompañara en mi largo camino, el camino del olvido de lo que fue, lo que viví, de lo que yo antes identificaba como los mejores años de mi vida.

Blanca.

lunes, 2 de junio de 2014

Atardeceres desolados

Me acaricia lentamente una mejilla y entrecierro los ojos. Me mira y recorre mi rostro con los ojos, haciendo un escáner, haciendo una evaluación de mi expresión. Encojo los dedos de los pies para controlar los nervios, y la arena se cuela entre ellos. Abro los ojos y le miro a los suyos, que se encuentran.

Levanto la mano y la poso encima de la suya, deteniendo así las caricias. Ninguno dice nada, solo nos miramos, con eso basta.

-     Sé lo que piensas, yo también lo hago, sé que no debemos, que no funcionará- susurra sin bajar la mirada.

Alzo la otra mano y pongo dos de mis dedos sobre su boca sin dejar que siga. No quiero que lo haga, me hace daño, me duele que diga en alto lo que ambos sabemos pero que ninguno hasta el momento ha querido pronunciar. Aparto la vista y miro la puesta de sol, que se oculta tras el mar, huye de momentos como estos, escapa al desamor como yo también habría hecho si hubiera tenido elección. Miro la estampa y eso me hace perder todo ánimo, no debería ser así, no soporto que lo sea.

Le aparto la mano que todavía estaba sobre mi cara y retiro la mía de la suya. Me separo unos centímetros que luego se convierten en un par de pasos. No dejo de mirarle ni el a mí, sabemos lo que es esto pero no queremos admitirlo, yo al menos, pero no queda otra salida, esto tiene que ser el principio del olvido, de la separación aunque nunca hayamos llegado a estar juntos, aunque nunca haya llegado a besar sus labios, los mismos que miro y me entristecen, los cuales me muero por rozar, por conocer su sabor, por unir con los míos.

-          Esto nunca pasará, no podemos permitir que lo haga.

Y sin decir nada mas me doy media vuelta y comienzo a andar en dirección contraria, dejándole atrás pero no con él mis sentimientos ni tampoco se van con las lágrimas que derramo sin volver la vista atrás, abandonando toda esperanza, acabando con algo que debería haber terminado días atrás. 
Blanca.

sábado, 1 de marzo de 2014

Aire por los pasillos.



Una cama vacía, un edredón sin ahuecar, unas sábanas frías por el abandono. El silencio se adueña de la habitación, se expande por toda la casa, la cual días antes era inundada por carcajadas, por momentos que se acercaban a lo que ahora identifico como felicidad. Se ha ido, pienso cuando miro a mi alrededor, cuando contemplo los cajones cerrados que con casi absoluta seguridad no guardan su ropa, sus recuerdos, pero que si están almacenados en un lugar de mí que se abre de golpe y los deja salir como en estampida, como escapando de un olvido que con certeza se que no conseguiré jamás.
Apoyo la cabeza en el marco de la puerta y el pelo me tapa la cara pero no hago nada por apartarlo, no tengo fuerzas y ya no hay nada que me haga buscarlas.
No lo quise ver, no hago más que pensar, debería haberlo sabido, debería haber hecho algo para impedirlo, pero ya no puedo, ya no hay nada que pueda hacerle volver, nada en mi mano, toda esperanza queda en el aire, todo se reduce a esperar, a dejar pasar el tiempo, a poder vivir con ello, a saber hacerle pequeño y guardarlo en un rinconcito de mí, a ser capaz de continuar respirando sin sentir que no tengo pulmones, a aprender a sobrevivir sin la mayor parte de mi corazón.
Blanca.

martes, 25 de febrero de 2014

Retazos del pasado




 Me gustaba verla dormir, reír y suspirar despreocupadamente. Como su pelo se movía cuando me negaba las cosas con una sonrisa pícara en los labios. Solía soñar solo con olerla en la almohada, en mi cama, en nuestra cama. La piel se me erizaba con solo sentir sus dedos recorrer mi columna, ascender por mi nuca y perderse en mi pelo. Besarme tiernamente. Besarme a lo loco. Besarme con ansia. Besarme sin más. Pero tenerla cerca, notar su presencia, notar su calor, notar su aliento en cualquier parte de mi cuerpo.

Ahora solo duele, quema por dentro, araña y desgarra hasta la última parte de mí, hasta el más escondido recodo de mi alma, hasta el más profundo rincón de mi ser. Recordar su risa, sus suspiros y su lenta respiración cuando dormía me mata una y otra vez. Las imágenes que repetidamente vienen a mi mente me hacen desear no haber sentido pero a la vez sentirme dichoso de haberlo vivido, algo tan intenso, tan íntimo, tan poderoso que me hace desear morir. Su olor me abrasa y los flash back de su piel rozando la mía me destruyen lenta y dolorosamente. Ella se ha ido y nada ni nadie podrá traerla de vuelta. Nadie conseguirá vencer a la muerte, nadie puede cambiar el destino aunque mi destino era estar con Ella.

Blancanieves. 

lunes, 24 de febrero de 2014

Sinceramente, no tengo tiempo para amargarme.

Quería dar las gracias a todas esas personas tóxicas que ya no están en mi vida. 

Gracias, a cada una de todas vosotras, por haber entrado en mi vida, por intentar hacerme creer que erais personas que no sois. 

Gracias a todas vosotras, habéis demostrado lo bien que se puede camuflar el "lobo malo" bajo la piel del "pobre corderito". Por todo ese tiempo que he desperdiciado con y en vosotras intentando ver virtudes donde no las había e intentando disminuir vuestros incontables defectos. 
Gracias por todos esos momentos en los que os he intentado animar, a pesar de todo, cuando las cosas os iban mal (que viéndolo ahora, no me extraña lo mal que os han ido teniendo en cuenta cómo sois), por haber estado ahí apoyándoos e instándoos a seguir adelante. 

Gracias por no haber estado ahí cuando yo simplemente necesitaba que alguien me hiciera olvidar. 
Gracias por vuestros reproches, vuestro orgullo, por esa bendita forma que tenéis de creeros superiores.
En serio, gracia de verdad por, poco a poco (ya podíais haberlo hecho del tirón so memas, como un tirón de cera bien dado), haberos ido mostrando cómo sois. 
De verdad, mil gracias por ya no tener que ver NADA conmigo. Por abrirme los ojos y dejarme ver que no me aportabais nada bueno en el día a día (y mirad que ha habido días y días). 
Gracias por haber salido de mi vida (¡qué narices! ¡gracias querida yo por haberlas echado!) habiendo demostrado tan poco en taaanto tiempo. 

Gracias, porque debido a vosotras, vuestras actuaciones, vuestras malas caras, vuestra poca tolerancia, vuestra envidia, etc, etc, soy capaz de valorar un poquito más a esos amigos y personas cercanas que tengo a mi lado y que realmente se preocupan por mí y yo de ellas. Que sí, que seguramente no sean tantos como vosotros tenéis (ciertamente, no me termina de convencer eso de manipular a la gente sutilmente para tenerla a mi lado). Pero, esos pocos que tengo, son una importante parte de mi, personas a las que adoro (por mucho que a veces me hagan tirarme de los pelos) y apoyo. 

Así que, a vosotras, personas tóxicas e ingratas en mi vida, os deseo lo mejor, (y que Dios se meta por medio, porque como dependa de vuestra mano vais a destrozar cualquier relación, da igual del tipo que sea). Espero que algún día (ojalá que no muy lejano) os deis cuenta de lo que sois: ese bicho malvado que poco a poco vais puliendo y terminando de definir. Y que cuando os veáis frente al espejo de la Verdad se os caiga la cara de vergüenza y podáis empezar de nuevo. 

No os imagináis lo que habéis puesto en marcha. No tengo tiempo que perder con gente tóxica, nociva, podrida... llamadlo como queráis. Estoy demasiado ocupada echándome unas cervezas con las que me interesan.

pd. Os animo a deshaceros de todas vuestras personas tóxicas ;) ¡no hay tiempo que perder!

chao, chao!


                                                                                   Besitos, Anna Walsh.

jueves, 23 de enero de 2014

Está en su mente.

Queridos amigos. Tengo una amiga que está loca.
Y me encanta.
Es de esas personas que le da vueltas a todo. Que de una mirada que recibe del chico que le gusta, puede sacar si el otro le corresponde, si tiene novia, si es divertido, si es alérgico al chocolate,
u grupo sanguíneo... Creo que me entiendes por donde voy.

Si ya encima ese chico le da un abrazo al despedirse, oh Dios... Me pone la cabeza hecha un bombo. "¿Anna tu qué crees que significa? ¿has visto donde ha puesto su mano? ¿crees que el abrazo ha durado demasiado?". Y yo le digo " Ana, querida, creo que ha sido un abrazo normal de amigos". "Sí Anna, tienes razón".

Entonces se queda unos instantes callada. Su cerebro, a mil por hora, hace todo tipo de conjeturas, una mezcla de novela rosa y misterio (misterio porque básicamente no hay nada claro ni con sentido dentro de su cabecita). Y de repente levanta la barbilla y sonriendo me dice "tía... (Siempre dice "tía" y deja un segundo en silencio, creando expectación -expectación que no existe porque yo ya sé que me va a decir) creo que le gusto". Su cara se ilumina como si de repente le hubieran crecido tropecientas bombillas encendidas alrededor de sus ojos.

Y yo me pregunto.... ¿¿¿De donde leñes ha sacado esa conclusión esta mujer????

Jesús... Da igual lo que le diga. Todo está en su mente que recrea historias de príncipes y princesas (sinceramente a mi me parecen más interesantes los dragones, los rockeros, etc, algo con sustancia vaya), en el que de repente, todos esos minidetalles que ella ve en todos lados, parecen ser que forman parte de un plan que el universo tiene especialmente pensado para ellos dos. ¿Increíble verdad?

Pero no creas que solo se limita a eso.
Mientras tomamos un té en una cafetería del centro, si repentinamente suena una determinada canción, es que el mundo entero o Dios (dependiendo en el momento que se encuentre con el amiguito de ahí arriba) le  está enviando una señal para que haga una cosa u otra.

De vez en cuando, pues es normal. Pero es que esta mujer ve señales donde no creo que nadie más las vea. Ni siquiera una adivina de poca monta, de esas que se sientan detrás de una mesa plegable frente al lago del Retiro, tendría esa habilidad para hilar todas esas señales y darles forma hasta conseguir una profecía cuanto menos idealizada.

¿Y sabes que es lo mejor de todo? Que le da absolutamente igual lo que le digas, tanto si es bueno o malo, da igual que intentes ayudarla o todo lo contrario. Si no se corresponde con lo que ella piensa, finalmente desecha tus palabras. Y eso me encanta.

Ella va a lo suyo. Con sus ideas y sus cuentos rosas de amor amoroso. Y ella es feliz con lo que tiene en su cabeza.

Y salir con ella es toda una aventura. Porque, gracias a esas señales inexistentes para los demás, de pronto estoy de fiesta en casa de unos modernos por huertas porque ella sentía que teníamos que estar allí, que en un instante me arrastra hasta los céspeds del Paseo del Prado porque le apetece ver las estrellas (que me dirás tú que estrellas se van a ver desde el centro de Madrid entre los arboles y la maravillosa contaminación lumínica de la capital).

Sinceramente, me encanta tener amigas así. Que me recuerdan que la realidad es la que nosotros queremos. Que es aquella que nosotros construimos con nuestros ideales, con nuestras manías, una vez han pasado por el filtro de nuestros ojos. Y que la podemos cambiar siempre que queramos.

Y aunque Ana en concreto esté un poco pirada, es la que me muestra cada día que todo es como nosotros queramos que sea.
Au revoir mon ami!


                                   Anna Walsh

miércoles, 22 de enero de 2014

Nos gusta lo difícil.


Nos gusta lo difícil. Lo imposible. 
El reto más fatídico posible. Lo que realmente nos duele.
Queremos alcanzar esa meta que ni siquiera llegamos a rozar con la punta de los dedos. 
Queremos lo peligroso, lo que realmente ponga en peligro nuestra integridad mental.

Y cuando esa maldita idea infecta toda tu cabeza, ya no hay nada más. 
No ves más allá que no sea ese trofeo que tanto anhelas. Y haces cualquier cosa, justificar lo injustificable, para conseguirlo. 

Es un maldito virus que te ciega.

Todo virus es una enfermedad. Y como todo virus estacional, al final, pasa de largo. 
Y cuando consigues abrir los ojos y te das cuenta de que lo que se supone que querías a toda costa era una estupidez, ya es muy tarde.
 Y quien siempre había estado a tu lado a pesar de todo,
 final se ha hartado y hace tiempo que ya se ha marchado. 
Y te das cuenta mil inviernos después, cuando sus pisadas ya no se ven en la nieve. 

Y le buscas, te pierdes por el bosque. Pides perdón. 
te arrastras, pero nada sirve. Por mucho que grites su nombre él ya no quiere oírte. 
Y de lo que no te das cuenta es que él ya no tiene voz de las veces que ha gritado el tuyo.

Te convences de que la próxima vez será diferente.
 Te dices que mirarás lo que tienes delante, que sabrás apreciar a los que tienes a tu lado 
y que los sabrás querer como se merecen. 

Y aun así, en el fondo, sabes que volverás a fallar. 
Que se te volverá a escapar, que no sabrás ver con el corazón abierto
 y te volverás a equivocar.




                                                 Anna